No hay más que abrir los periódicos de unos meses para atrás y comprobar que el proceso de oposiciones no deja a nadie indiferente. Me gustaría ilustrar el proceso en el caso de la categoría de educador. La Junta convoca 145 plazas de educadores (diplomados en Educación Social, por primera vez en la historia de la región). El primer examen lo superaron 48 personas y a la espera de que salga la nota del segundo, la escabechina se ve venir. Si más de 30 personas superan la prueba a la que nos sometió el tribunal, será de milagro.

Esto supone que solo se cubrirían el 10% de las plazas. ¿A quién beneficia esto? En mi opinión, a los educadores interinos sin la titulación de Educador Social, que se iban a la calle si las plazas las sacábamos los diplomados. De esta manera la administración ha contentado a todos los sectores implicados, interinos y opositores titulados: unos siguen currando sin haber tenido que estudiar para esta oposición y otros a estudiar como locos pensando que por fin se hacía justicia con nuestra carrera de diplomados en Educación Social. Yo solo sé que cuando uno va al médico quiere que le atienda una enfermera/o titulada/o, no un abogado o un ingeniero; ¿por qué en la educación nos da igual? ANGELICA ROMO. Cáceres