WLwo que parecía un caso que se resolvía con suspenso en ortografía y con una severa reconvención por la torpeza que supone elaborar un reclamo para atraer turistas llamándoles paletos previamente, está desembocando en un asunto que la Junta debe explicar a los ciudadanos, y hacerlo con más pormenor que el empleado hasta ahora. Porque esta polémica sobre las vallas con mensajes escritos con algo más que faltas ortográficas está dejando, hasta el momento, más preguntas que respuestas. La Junta debe explicar cómo una empresa puede utilizar su imagen corporativa sin los permisos oficiales pertinentes; cómo se puede lanzar a colocar vallas por España utilizando mensajes no acordados ni aprobados previamente y considerándose adjudicataria de una campaña a través de una simple llamada telefónica. ¿Es este el procedimiento? La Junta tiene el deber de explicarse antes de que se extienda la idea de que el Ejecutivo regional está ocultando algo. Porque puede ser verdad lo que de este asunto cuentan el consejero Manuel Amigo y su secretario general técnico, pero es tanta la confusión creada --¿por qué la Junta no exige a la empresa que le ha hecho quedar en ridículo que dé la cara?; ¿qué es eso de que actuó de buena fe?-- que deberían esforzarse en disiparla. Y cuanto antes, mejor.