Notario

El presidente Clinton confió a su esposa Hillary, al principio de su mandato, la presentación de su proyecto de salud en Capitol Hill, ante la Cámara de Representantes. Hillary cumplió el encargo con una solvencia unánimemente reconocida, que consolidó su imagen de mujer inteligente, franca y atrevida. Uno de los legisladores, el demócrata Dan Rostenkowski, le dijo entonces: "En un futuro cercano, el presidente será conocido como su marido".

Los años han pasado, la presidencia de Clinton agotó su tiempo con una mezcla abigarrada de éxitos y escándalos, hoy Hillary es senadora por Nueva York y acaba de publicar un libro de memorias, Living history , de 576 páginas, por el que ha cobrado ocho millones de dólares.

En él cuenta con detalle la infidelidad de su marido con Mónica Lewinsky y el engaño de que fue objeto por el presidente. No escatima detalles al narrar su decepción cuando supo la verdad; cómo se quedó sola llorando en su habitación; cómo la invadieron la furia, la decepción y una profunda tristeza; cómo durmieron desde entonces en camas separadas, y cuánto le costó seguir siendo la esposa de un cónyuge infiel. Reconoce que tan sólo cuando se presentó a senadora se restableció una cierta comunicación entre ella y su marido; y concluye que es su marido quien debe explicar las razones que le impulsaron a seguir una conducta moralmente reprobable: "Es su propia historia, y es él quien debe contarla a su manera".

No habrá que esperar demasiado para conocer la versión del impetuoso presidente sureño. Clinton se propone publicar sus memorias dentro de pocos meses, por otros diez millones de dólares. Ambos han sabido exprimir sus vidas por mucho dinero y a cambio de un alto precio: el de su intimidad.