Hace unas semanas se celebraba en Madrid la sexta edición de FICOD --Foro Internacional de Contenidos Digitales--, un lugar donde empresas, emprendedores, estudiantes y cualquiera que tenga un mínimo interés por el desarrollo tecnológico y los contenidos digitales se dan cita. En un momento donde el internet de las cosas es ya una realidad y cuando el contenido de la red se ha convertido en el objeto diferenciador entre los que están, cuando ya no basta con la mera presencia, me resultó curioso y preocupante la nula representación de instituciones públicas, más allá de la intervención del ministro José Manuel Soria , que ejerció de anfitrión con un aburrido y excesivamente politizado discurso.

Un escaso interés por las nuevas formas de comunicación que chocan frontalmente con la irrupción, que ya se empieza a hacer patente, de páginas webs y perfiles en el amplio abanico de redes sociales de políticos a los que su partido ya han presentado como candidatos. Perfiles gestionados, en su mayoría, por subordinados a los que doblan en edad, y entre los que se levanta una importante barrera tecnológica.

Y estas diferencias entre quienes no entienden su día a día sin los avances tecnológicos y la creación de contenido diferenciador, y quienes gestionan instituciones ajenos a ello, han provocado que España vuelva a ser el centro de atención internacional por una ley que ha llevado a Google a eliminar su división de noticias --Google News--. Aún queda por ver qué sucederá cuando las empresas editoras vean descender dramáticamente el tráfico externo a sus webs.

Como parte positiva, mientras existan políticos que sólo vean en internet y las redes sociales un elemento electoralista, seguiremos encontrando páginas y perfiles enmudecidos durante cuatro años que democratizan el acceso a la información y dotan de una actualidad permanente a las promesas que un día se lanzaron durante la campaña electoral.

Twitter: @jmmartinache