TTteóricamente, lo que pase en el seno de las diferentes confesiones deberían importar poco a quienes ni creen ni profesan, pero la práctica nos hace ver que la elección de Ratzinger va a afectar, queramos o no, a muchas otras personas a quienes poco les importa lo que este alemán piense sobre el alma, el limbo o las canonizaciones masivas. Todo sería muy fácil si quienes son creyentes se dedicasen a cumplir los preceptos emanados del ex director del Santo Oficio y dejaran en libertad a quienes no comulgan con ruedas de molino, que vivan sus creencias y que hagan proselitismo pero sin pretender escribir los códigos civiles y penales de los demás.

El nuevo Papa no será un nuevo Torquemada aunque durante años ocupara un puesto similar. Tiene en su currículum el haber castigado a más de un centenar de teólogos. Algunos de ellos, como Leonardo Boff , fue condenado a permanecer un par de años en silencio. Enhorabuena para los católicos conservadores, condolencias a esos cristianos de base que intentan seguir el ejemplo más social de los evangelios y, para todos los demás, nos queda la seguridad de que el próximo pontífice será, sin duda, más progresista porque a la diestra de Benedicto XVI ya sólo queda el abismo.

*Profesor y activistade los Derechos Humanos