TCtarme Chacón me parece una ministra fetén. Me gusta su sencillez, su laboriosidad, su profesionalidad. Me gustó que aceptara el cargo estando embarazadísima, que acuda a lugares recónditos a visitar a las tropas y que no se tire nunca el pisto. Me gusta que sea socialista, catalana y diga ¡Viva España! Me gusta que sea mujer, grite: "General, mande firmes" y que con su aparente fragilidad dirija el Ministerio de Defensa. Me emociona que llore en los funerales y sostengo que si alguien cree que esas lágrimas le restan eficacia para desempeñar su cargo, ese alguien tiene un problema grave. Pero el otro día, quizá movida por el dolor y la impotencia no me pareció acertada cuando dijo que quienes mataron a nuestros soldados en Afganistán amenazan también a nuestras familias. Porque sonó a justificación con reminiscencias de discurso mesiánico. Que diga que el ejército cumple Resoluciones de la ONU, que es una Misión Humanitaria, heroica y muy peligrosa, o que reconozca que tenemos que estar ahí para pintar algo en el caótico concierto mundial, pero que no admita ahora implícitamente que España está en guerra contra los malos, porque nosotros habíamos entendido que España no quería ser el sheriff del mundo. Los terroristas de Afganistán, por mucho que esté sufriendo ese castigado país, amenazan a nuestras familias tanto como las guerrillas congoleñas. El paro, la incapacidad para luchar contra la crisis, la desmoralización, la desconfianza en el sistema, la angustia por no poder pagar las hipotecas, el Nacionalismo irracional con sus consecuencias asesinas, eso sí amenaza a nuestras familias. Desde que el mundo es mundo, en su inconclusa historia de la infamia, salvajes, fundamentalistas y genocidas han existido en amplios lugares de nuestro lacerado planeta pero mucha buena gente no comprende que se mande a nuestros jóvenes a morir allí. Comparto las lágrimas de impotencia de la ministra pero que no nos venga ahora con otro discurso sobre el Eje del Mal. Porque entonces no podríamos entender qué hacemos en Afganistán y por qué nos fuimos de Irak.