Algunos de nosotros llevamos tiempo militando en la izquierda alternativa, y hemos visto y vivido cómo, desde la ilusión de los inicios de esa izquierda, hemos ido pasando a la reproducción de concepciones orgánico-políticas que, no solo hemos sido incapaces de superar, sino que hemos acabado reproduciendo todos los vicios de oligarquización, culto a la personalidad, burocratismo y jerarquización de los antiguos partidos políticos.

Tanto las diversas direcciones de la izquierda del siglo XX, con sus luces y sus sombras según el momento concreto de cada una de ellas, como todos los militantes de la misma, en mayor o menor medida, hemos fracasado colectivamente en el intento de recrear, fortalecer y recuperar un proyecto serio y riguroso, democrático y participativo, realista y constituyente en el amplio marco del socialismo democrático. Y sin embargo, pese a los años de militancia transcurridos, somos y seguimos siendo conscientes de que hay espacio político, llámese como se llame, para una acción de izquierdas merecedora de los objetivos y las formulaciones iniciales de la izquierda de finales del siglo XX.

Por eso es indiscutible la necesidad de un revulsivo político. La lenta agonía de los diversos proyectos de unión de las izquierdas necesita una revitalización en este momento histórico que vivimos. Una revitalización necesaria que nos convierta, de nuevo, en una herramienta útil para la transformación social. Por eso somos conscientes de la necesidad de nuevas aportaciones ideológicas, políticas, tácticas y estratégicas, y en resumen, nuevas aportaciones organizativas.

XCONSIDERAMOSx este momento histórico que vivimos como la oportunidad de reconstruir una visión de izquierdas a partir de un ejercicio abierto, sin dogmatismos sectarios, y una oportunidad de desarrollar un trabajo profundo de renovación de formulaciones anteriores. Y para ello, nos reconocemos, sin complejos, vinculados a las ideas y prácticas políticas que históricamente han tenido como objetivo fundamental la emancipación del ser humano, afirmando para ello el rechazo a cualquier visión excluyente de cualquiera de aquellas formulaciones que históricamente ha pretendido tal objetivo.

Sin entrar en contradicción con la anterior formulación, y por ello partiendo de aquellas formulaciones históricas como base desde la que lograr un cuerpo ideológico útil para el siglo XXI, afirmamos la necesidad de repensar esa izquierda, con el objeto de crear nuevas perspectivas y renovar el pensamiento. En el proyecto histórico del socialismo, muchas de sus expresiones políticas e ideas interpretativas de la realidad han quedado desfasadas o superadas. Nos disponemos a edificar un colectivo de izquierdas en un tiempo histórico en el que la izquierda experimenta una profunda crisis, más en lo que respecta a su proyecto estratégico-ideológico que a sus valores y referencias históricas. A eso debemos añadir la desorientación producida por la globalización. Sabemos que la izquierda del siglo XXI no será la de finales del siglo XIX, y tampoco podrá ser la misma que la izquierda del siglo XX.

Vivimos un nuevo tiempo histórico, y esto exige una actitud abierta para crear nuevos moldes. Para empezar, nos corresponde tomar conciencia de que estamos ya en un nuevo ciclo histórico marcado por diversos y profundos cambios.

En opinión de muchos, nos encontramos en un tiempo de mutación histórica comparable al que se dio con el paso de las formaciones sociales preindustriales a las sociedades industriales y capitalistas. Por ello, las formulaciones y las recetas seguras de la izquierda del siglo XX han dado paso a cierta perplejidad y mucha incertidumbre.

Contaba Eduardo Galeano que alguien escribió lo siguiente en una pared de la ciudad de Quito: "cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas". Nuestro tiempo histórico nos ha permitido conocer el hundimiento de lo que se llamaba bloque del este, pero también nos ha mostrado la reformulación, cada vez más escoradas hacia la derecha ideológica, de las recetas keynesianas y socialdemócratas. Y, por último, hemos asistido al reforzamiento del proyecto económico y social del liberalismo. En este principio de siglo, por tanto, se impone la labor de construir una izquierda posterior al muro de Berlín y posterior también al keynesianismo (al menos el clásico). Y al mismo tiempo, una izquierda que pueda enfrentarse al proyecto económico, social y cultural de la globalización neoliberal.

Y a este tiempo histórico corresponde una actitud flexible y no dogmática, una posición abierta a nuevas definiciones y prácticas renovadas, a partir de la fidelidad a los valores, principios, motivaciones e intuiciones básicas de la izquierda. En este nuevo ciclo histórico la izquierda debe repensar sus bases ideológicas y de pensamiento, con el objeto de ir dibujando los nuevos perfiles que requiere un proyecto de emancipación humana en la actualidad.

Más que nunca, la izquierda necesita de una actitud abierta, porque en este momento de la historia la izquierda requiere de creatividad, más que de recetas conocidas y viejas consignas. Además, el camino de la creatividad humana siempre debe mantenerse abierto, ahora y siempre, pues las generaciones jóvenes necesitan construir sus propias definiciones.

*Miembro de la dirección colegiada del Bloque de Izquierda de Extremadura (BIE).