Tengo un primo aficionado a los fenómenos paranormales, consiguió hablar en el más allá con don Laureano Fernández titular del primer vehículo matriculado en Badajoz, un turismo marca The Country, BA 1, el 16 de julio de 1903.

Don Laureano le dijo a mi primo que Badajoz estaba sucio y abandonado. Le habló de la barriada de San Fernando, tan olvidada. Vio los excrementos caninos mezclados con la hojarasca de sus vetustos y fantasmagóricos árboles ornamentales. Este señor vio también que de veinte o veinticinco dueños de perritos, sólo dos recogían sus deposiciones. Se adentró más tarde en calles y avenidas del centro de la ciudad, la realidad no era muy distinta, allí no fue ajeno a esos comercios cerrados, prácticamente cubiertos de carteles; a los kioscos en desuso, algunos desde hace años, en la avenida Augusto Vázquez, del Perú y en la calle Porvenir.

Nadie, ni del pasado ni del presente, puede permanecer indiferente al estado de la calzada de la avenida Adolfo Díaz Ambrona, de las calles Cardenal Cisneros, Pintor Barjola y Canarias, a la salida con Carolina Coronado, parecen de pasos de peatones. ¡En cuántos lugares existen señales horizontales que carecen de la obligatoria señal vertical!

¿Tampoco esto es visible para los técnicos municipales? Parece que no ven que el transporte de materiales, escombros, arenas..., es obligatorio llevarlo cubiertos por el perjuicio que podrían causar a los demás usuarios de la vía. Todo está recogido en las distintas normativas. El paseante del pasado se asombró de que nadie se responsabilizara del Fortín de Cuatro Caminos o del Fuerte de San Cristóbal. Le dijo don Laureano a mi primo que hablaría con don Cristóbal Fernández Portocarrero, el artífice de dicho fortín. Es inconcebible que se ignoren la infinidad de infracciones castigadas por las distintas ordenanzas municipales...

Ya no podía más, le dije a mi primo: "¡Por qué no te callas!".

Juan Espinosa Pons **

Badajoz