Cada 36 horas, se abre en España una nueva gasolinera low cost, pero ¿las necesitamos? Mirando desde diferentes perspectivas, al final llegaremos a una respuesta.

Desde el sentido común: En Europa se está poniendo fecha límite a los coches diesel más antiguos. Una medida que no puede más que extenderse con el tiempo. ¿Y por qué restringir el uso de coches diesel? Porque contaminan. Probablemente no somos conscientes de que esto nos perjudica, pero hay estudios que demuestran que la contaminación de los coches aumenta los casos de alergia, por ejemplo. Lo que está claro es que en Extremadura se respira mejor que en Madrid. Y queremos que siga así.

Desde la humanidad: España importa ingentes cantidades de petróleo cada año (en 2014 fueron 59 millones de toneladas). Y lo hace de diversos países para evitar cortes en el suministro a causa de conflictos políticos o bélicos. Nigeria, Angola, México, Colombia, Venezuela, Rusia o Arabia Saudí son algunos de esos países. Son regiones castigadas por la pobreza, el hambre, las guerras constantes, la corrupción, la impunidad. Lo que nos une a estas injusticias son los recursos naturales que hay en esas tierras, entre ellos, el petróleo.

Desde lo social: «El derecho de los niños de respirar aire puro tiene prioridad sobre la conducción de cualquier tipo de vehículo». Son palabras de la ministra sueca de medio ambiente.

Aquí PP, PSOE, Cs y Podemos se ponen de acuerdo para dar luz verde al proyecto de construcción de una gasolinera en el aparcamiento del Dia, en el barrio El Vivero. Pero se dio luz verde también a abrir 5 lavaderos, un pozo de sondeo y a modificar las aceras de la calle. Se ve que estaban de oferta.

Se deja a un lado la existencia de 3 colegios en la zona; la cercanía de otras 3 gasolineras; la opinión de los ciudadanos, a quienes representan; los efectos nocivos para el medio ambiente, y un largo etcétera.

Desde la economía: Las gasolineras low cost son el chollo que todo conductor estaba esperando. Y llegaron. Pero detrás de un precio más bajo, hay destrucción de empleo, gasolineras «prefabricadas» y una legislación permisiva.

La única ventaja que tiene la gasolinera de El Vivero es que va a crear puestos de trabajo. Y es mentira. Esta «estación de servicio» aporta tanto al crecimiento de la economía como los contratos de una semana.

La respuesta es clara: no necesitamos más gasolineras. Primero, porque no hay suficiente tráfico para tanta gasolinera. Segundo, porque importar más petróleo supone enriquecer aún más a esos gobiernos corruptos y autoritarios. Y tercero, porque ensuciamos voluntariamente el aire que respiramos, y condenamos, una vez más, a las próximas generaciones a pagar las consecuencias de nuestros actos irresponsables.

No seamos cómplices.