Naces con una enfermedad rara, incurable hasta el momento, tus padres te exponen en los medios de comunicación cuando aún no puedes entender muy bien si quiera cómo funciona este mundo, luego ellos desaparecen de tu vida y resulta que son unos estafadores, que están en la cárcel, que te explotaron económicamente. Y tu nombre y el de tu familia, tu cara y las de tus padres, estaban en todas las televisiones, llenaban páginas y páginas de diarios y todo el país, más parte del extranjero, conocían de tu drama.

Pero como el ser humano siempre puede ir un paso más allá, puede que no sólo fueras explotada económicamente, sino también sexualmente. Y de eso también se enteró todo el mundo, porque tu caso -sí, te convertiste en un ‘caso’- volvió a todas las portadas y llenaba interminables minutos en matinales y tertulias varias. Y quizás no fueras sólo explotada económica y sexualmente, sino también mediáticamente.

Podría ser conveniente un pequeño examen de conciencia entre los medios para caer en la cuenta de que detrás de esta historia hay una niña, que ojalá hoy sea ajena a todo el circo montado a su alrededor, pero a la que algún día afectará, probablemente de manera negativa, todo el espectáculo generado por su drama.

El patrón se repite: tragedias exprimidas hasta la saciedad. Desconozco cuántos puntos de audiencias genera el machaconeo constante de esta triste historia. Lo que sí compruebo es que la sobresaturación informativa de estos días aporta la mayoría de las veces poca o ninguna novedad sobre el asunto, más allá del linchamiento y revanchismo contra unos padres que, por muy desalmados que sean, serán juzgados por el tribunal correspondiente y no en la hoguera pública en la que se han convertido algunas mesas de debate.

Desafortunadamente de poco está sirviendo este ‘caso’ para conocer un poco más sobre la tricotiodistrofia, la enfermedad que sufre Nadia, o reflejar el apoyo, o la falta del mismo, con el que cuentan las personas afectadas por dolencias raras.

No se puede compensar el fallo de haber dado credibilidad a las estrafalarias historias de los padres de la niña con la constante demonización de los progenitores. El público ya tiene una idea de la pasta de la que parece ser que están hechos esos sujetos. Suficiente.

* Periodista.