Un grupo de licenciados en Filología Portuguesa por la Universidad de Extremadura se ven obligados a estudiar un grado de magisterio en portugués por la Universidad Pontificia de Salamanca, que cuesta entre 4.000 y 7.000 euros, para que su formación pueda ser reconocida y poder presentarse a las oposiciones y dar clases en los centros de Primaria extremeños. Esta situación, que contarla parece un galimatías, pone de manifiesto la gran incongruencia existente para que los profesionales de la enseñanza del portugués puedan ejercer el trabajo para el que fueron formados. En la práctica significa que el título de Licenciado en Filología Portuguesa tiene una validez limitada, puesto que sirve para opositar a plazas de Secundaria pero no a Primaria, a pesar de que las clases de portugués que se imparten en los centros de Primaria estén dirigidas, en muchos casos, por profesores sin titulación específica y con menor formación que los licenciados.

La incongruencia también alcanza al hecho de que, a pesar de que la Consejería de Educación ´apuesta´ por la extensión del idioma vecino en los colegios extremeños, las plazas para enseñar portugués en Secundaria son apenas 5 frente a las 25 de francés. Así es difícil que el portugués pueda llegar a ser el segundo o tercer idioma en las aulas de la región, objetivo pregonado por las autoridades políticas y que, a la vista de la realidad, parece sobre todo una proclama ´de boquilla´.