Dramaturgo

Querido ministro Acebes, te ruego que me incluyas en el archivo de personas potencialmente peligrosas. Creo que soy una de ellas y que debo andar por las calles señalado por el dedito de un PC sobre mi icono. Soy potencialmente peligroso (los lunes, miércoles y viernes, los otros días soy peligroso, a secas) porque no me creo casi nada, porque dudo, porque escribo teatro (esto más que peligroso, es grave) porque pienso que el Centro de Transeúntes de Badajoz se hubiera mantenido con algo más que cepillos de iglesia y subvenciones de la Junta (por ejemplo, cuestionando la política social del Ayuntamiento de Badajoz) porque creo que poner directores de bandas de música a dedo para tardar menos tiempo en ocupar una plaza, es algo que se debería extender a las oposiciones de magisterio, a los concursos para ser guardia civil o para entrar en la caja de ahorros, porque sospecho que Ibn Marwan fundó otra cosa y a Badajoz aún no la han fundado (¿no sería mejor decir fundido?) porque no me entusiasma el Badajoz de Segunda B (ni el Playa Pájaras, ni el Vecindario, ni Puertas Martínez de Parla) porque se mete conmigo un señor que dice que mi texto de La Paz era muy superficial, porque me parece que lo de los libros de texto escolares es un timo, porque no sé escribir poemas de amor, porque me gustan algunas cosas de Carles Santos, porque cuento chistes verdes, porque prefiero ver a sesenta espectadores viendo un texto inteligente que a setecientos riendo con Coto Matamoros, porque no veo Gran Hermano ni Operación Triunfo y porque soy miope. Por todo ello y por lo que me callo, métame, señor ministro, en ese archivo, la humanidad se lo agradecerá.