TLto último en vuelo de navajas dentro del PP es la insólita exigencia de algunos dirigentes del partido apremiando a Mariano Rajoy para que haga pública ya mismo la lista de quienes formarán parte de su equipo en la nueva singladura del partido. Ni congreso nacional ni leches. Si los compromisarios son los últimos en enterarse, ah, se siente. Parece que un sector del partido no comparte la doctrina del Congreso como depositario de la voluntad soberana del partido. Pero, en fin, es el rastro del olor a azufre lo que aparece en este y otros episodios del "peor momento del PP", según el exministro Mayor Oreja que, por cierto, pasa por uno de sus peores momentos en su personal batalla de aproximar realidad y deseo.

De todos modos, el más sonoro de los episodios que van jalonando las convulsas vísperas del congreso de Valencia es el mutis controlado del actual número dos, Angel Acebes , pocos días después de la espantada del número tres, Eduardo Zaplana . Con ambos ha venido trabajando estrechamente el número uno, Mariano Rajoy, a lo largo de una Legislatura marcada por la inercia aznarista, el interminable luto por la derrota de 2004 y la pegajosa sombra de Francisco J. Alcaraz .

Nunca entonces desmintió el número uno su identificación con el dos (partido) y con el tres (grupo parlamentario). Y eso es justamente lo que sí desmiente ahora la operación renovadora iniciada por Rajoy. Al menos, le resta credibilidad. Si Rajoy, Acebes y Zaplana jugaban en el mismo equipo, buen puede decirse que es una renovación mal entendida la que no empieza por uno mismo. No hay renovación que valga si afecta a todos menos al líder, si tenemos en cuenta que los tres remaron juntos en la barca que naufragó el 9-M. Con esa contradicción arranca la nueva hoja de ruta de Rajoy. Un lastre tan pesado como lo fue la inercia y la herencia aznarista, de las que no supo, no pudo o no quiso desprenderse al empuñar el timón del PP en el congreso nacional de octubre de 2004. Como uno ha escrito tantas veces, la rectificación llega demasiado tarde. Y además llega cuando en los agitados interiores del partido ya se ha descubierto que la postura del abrazo es la misma que la de la puñalada.

Por eso tiene tanto mérito el realista pero digno mutis del secretario general, Angel Acebes. En medio de tanto juego sucio como le están haciendo a Rajoy, Acebes ha tenido la vergüenza torera de anunciar su fecha de caducidad de común acuerdo con el presidente de su partido y mantenerse en funciones hasta la elección de su sustituto en el próximo congreso nacional.

*Periodista.