Se está celebrando en Madrid un homenaje a los grandes museos de Europa que formaron parte del Comité Internacional para el Salvamento de los Tesoros del Arte Españoles, que protegieron el patrimonio artístico español de los avatares de la Guerra Civil. Entre los actos organizados figuran también una entrega de medallas, un congreso sobre el Patrimonio, Guerra Civil y Posguerra y una exposición que llevará por título Arte Salvado .

Me parece una idea genial y una muestra de generosidad para con los museos que acogieran las obras principales de nuestro rico patrimonio artístico. Sin embargo creo que mayor es el homenaje que merecen aquellos que se jugaron la vida o el destierro posterior por salvar ese patrimonio de los ataques cerriles de las huestes fascistas italianas y españolas, que nos les temblaba el pulso al disparar misiles contra el Museo del Prado o la Biblioteca Nacional. Y es que bien conocido es el dicho: que lo primero que hacen los dictadores es quemar libros. De ejemplos de ello está la Historia llena.

Valga este preámbulo para reivindicar la figura de un extremeño que no pagó con su vida, pero sí con el destierro, la salvaguarda de los tesoros del Museo del Prado.

XHACE UNOS AÑOSx Extremadura colaboró en la financiación de una película documental titulada Las Cajas españolas (The Spanish Boxes ), dirigida por Alberto Porlan , que obtuvo el segundo premio de cine documental en el Festival de Cine de Valladolid. En ella se cuenta como durante la Guerra Civil Española, el gobierno republicano creó la Junta de Defensa del Tesoro Artístico, con el objetivo de preservar las obras del Museo del Prado y evitar que fueran destruidas en el transcurso de la contienda. La película reconstruye las vicisitudes y el recorrido de esas obras de arte, desde que fueron embaladas en un total de 1.868 cajas hasta su llegada a Ginebra. Allí se creó un Comité Internacional para el Salvamento del Tesoro Español, y se custodiaron estas hasta su regreso al museo, el 9 de septiembre de 1939.

Ramón Linaza dio vida a Timoteo Pérez Rubio y Mónica Rey a Blanca Chacel, hermana de la que luego sería su mujer, Rosa Chacel, cuyo cuadro pintado por Pérez Rubio es posible ver en Badajoz en el MEIAC.

Timoteo jugó un papel crucial ya que la Dirección del Museo del Prado en ese momento se la habían ofrecido a Pablo Picasso que se encontraba en París y que nunca vino a hacerse cargo de la misma. No revelaré más de la trama de la película, pero sí quiero recordar que el de Oliva de la Frontera murió lejos del hogar, en Río de Janeiro (Brasil) y solo volvió a ver los paisajes que inmortalizara en sus cuadros cuando sus restos regresaron para ser inhumados en tierras extremeñas, ya con la democracia.

Creo que merecería la pena que Televisión Española, que colaboró en la producción, o Canal Extremadura, programaran la citada película, que sin duda contribuye a conocer la historia de lo sucedido y a aumentar la autoestima como extremeños, algo de lo que no siempre hemos andado sobrados.

También creo que sería una buena idea solicitar a la organización de la Exposición Arte Salvado que viniera a Extremadura. Podría ser a Cáceres por la Capitalidad de 2016 o a cualquier otro pueblo o ciudad de la región. Pienso que es una deuda con esta tierra.

Una reflexión final: desde que conocí la historia he vuelto muchas veces al Museo del Prado, y otras me he sentado en los bancos que cantara Pablo Guerrero , y tengo que reconocer que siento una emoción especial, cuando pienso que si ese patrimonio está allí, una buena parte de la culpa la tuvo un extremeño, universal como pintor y como persona. Algo que también me pasa cuando estoy en la Biblioteca Nacional y me acuerdo de Rodríguez Moñino . Pero esa es otra historia que bien merece una tribuna aparte.