La Comisión Europea tiene la intención de promover que los usuarios de móviles paguen por recibir llamadas, con el objetivo de que bajen los precios finales de las comunicaciones. En Estados Unidos, quien recibe una llamada a su móvil paga una parte del coste, pero allí las tarifas son mucho más baratas que en Europa, y que en España en particular, y está muy extendido el sistema de tarifa plana para los móviles, que, además, resulta muy económica.

El Ejecutivo comunitario piensa que así se abaratarán los precios de las llamadas tarifas de terminación, que son las que las compañías cobran a otros operadores por el uso de su red cuando la llamada de un abonado se dirige a otro de una compañía distinta. En el sistema que propone la Comisión, cada operador cobraría solo a sus clientes y no tendría que pagar a otros operadores de redes. A largo plazo, confían en Bruselas, mejoraría la competencia y reduciría los costes de los consumidores, como en EEUU. Posiblemente, además, la duración de las llamadas se acortará a lo estrictamente necesario si quien las recibe sabe que una parte del coste irá a su cargo. Pero la autoridad comunitaria no piensa imponer el nuevo sistema a las operadoras, y espera que estas concluyan que no les perjudica.

Bienvenida sea la iniciativa europea si de verdad sirve para abaratar los precios del móvil. Pero es difícil sobreponerse al escepticismo porque la experiencia española, lamentablemente, no acaba de demostrar que las medidas tendentes a fomentar la libre competencia redunden en un abaratamiento de productos, a menudo porque hay compañías que pactan bajo mano políticas comerciales comunes.