De un vuelo con dirección a Senegal expulsaron a once personas que se solidarizaron con un inmigrante a quien la policía introdujo en el avión esposado y gimiendo.

El resultado de los hechos: esta persona, igualmente deportada en contra de su voluntad, con un presente y un futuro a buen seguro dramático, y todas aquellas personas valientes que intentaron frenar este despropósito, obligadas a bajarse del avión.

Políticas inhumanas y vergonzosas. Miles de personas pasando por un sufrimiento insoportable, provocado por una Europa que, de manera hipócrita, dice defender los derechos humanos. Gente encarcelada y deportada por no disponer de un simple papel.

Todo lo que está sucediendo es repugnante y de qué manera los líderes europeos, tan bien planchados ellos, con cara de no haber roto nunca ningún plato, dan la espalda a todas aquellas personas que huyen de la guerra y de la miseria.

De verdad, no sé cómo pueden dormir tan tranquilos. Y tampoco entiendo cómo puede ser que todos juntos no nos sublevemos ante esta realidad tan denigrante.

Personalmente, doy las gracias a los valientes que hicieron frente a esa injusticia. Ellos sí que defendieron los derechos que todos tenemos como seres humanos.