Día laborable, nueve de la mañana, me veo inmerso en el caos circulatorio diario provocado por la afluencia masiva de vehículos a la puerta del colegio Sagrado Corazón de Jesús, de Cáceres capital, hoy además llueve, psicosis colectiva, todo el mundo saca el coche para llevar a los críos. Puedo comprobar atónito como todos quieren parar en la misma puerta, como no respetan el paso de cebra de acceso a un colegio en horario de entrada de alumnos, como se detienen en plena calzada para apear a los niños abusando de la paciencia de los demás vehículos que intentan circular con normalidad, como cuando son increpados por su comportamiento reaccionan con gestos de asombro y de incredulidad justificando su actuación amparándose en los niños, como la retención causada por vehículos aparcados en triple fila alcanza otras calles que a su vez se colapsan. Se da la circunstancia y me consta, que prácticamente la totalidad de los alumnos han sido aceptados preferentemente en base a una puntuación donde la proximidad del domicilio habitual del alumno era prioritaria. Me atrevería a pronosticar que un altísimo porcentaje del alumnado habita en un radio inferior a 500 metros. ¡Eso de andar-! Me come la moral comprobar cada mañana que nadie hace nada al respecto, uno confía en el civismo evolutivo de las personas y luego se lleva desilusiones. Luego nos quejamos de los adolescentes, que exigen y reivindican sus derechos pero desobedecen sus obligaciones. Eso sí, todos muy ecologistas y muy cívicos en las encuestas. Hay que predicar con el ejemplo, nuestros hijos se van a comportar de la misma forma que nos comportamos (aquello de si lees, leen y de padre maltratador -). Yo soy ese que cada mañana lleva a sus hijos en bicicleta y que la gente se queda mirando como la vaca al tren.

Otro tirón de orejas para el responsable municipal por no poner algún efectivo que regule el tráfico, impida que los vehículos se detengan en doble fila y que vele por la seguridad de cientos de niños atravesando los pasos de cebra de acceso principal al colegio en las horas de entrada y salida.

Miguel A. Cabanillas Benítez **

Cáceres