Constituye una gran verdad que la Educación es la base del progreso, prosperidad, futuro y demás solemnes palabras que se le ocurran. A tan grandilocuentes pronunciamientos nos tienen muy acostumbrados los políticos que de uno y otro color la utilizan como arma según su interés.

Estos días asistimos a un clamor de camisetas verdes, símbolo del rechazo a una ley que nace condenada. Como educadora de vocación, permítanme que comparta con ustedes mi desasosiego tanto profesional como cívico. ¿Dónde va una nación en la que sus dirigentes arremeten contra el sistema educativo, haciéndole responsable de todos los males, denigrándolo para justificar reformas que rozan peligrosamente lo antisocial o culpándola hasta de la tasa de paro?

Repiten como un mantra frases discutibles tipo "todos los expertos están de acuerdo" o "somos los últimos de Europa", sin partir de un análisis pormenorizado del contexto, o, por ejemplo, utilizan como demoledor argumento el mal resultado del informe Pisa para adultos, como si muchos de esos adultos no procedieran de aquella España predemocrática, cuando la educación ni era para todos ni libre ni pública. ¿Dónde va un país cuyos responsables son incapaces de dialogar con mesura mientras se llenan la boca de la palabra diálogo? ¿Como es posible que unos se empecinen en imponer lo que todos los demás rechazan?

¿Cómo se entiende que los que titulan la Ley de antidemocrática olviden que ellos fueron los que acabaron con el papel del Claustro de profesores en la toma de decisiones del centro e implantaron el que los directores fueran nombrados por la administración? ¿Qué rectitud de intención puede concederse a los que se alegran de que los menores de 11 años vayan a una mal llamada huelga que no es sino pérdida innecesaria de clases? ¿Qué grado de manipulación no habrá en los que descaradamente publican en su cuenta de twitter que es muy importante que en las manifestaciones contra la Ley de Educación haya muchas banderas republicanas? Tengo muchas más preguntas y no precisamente retóricas, pero no me caben.