Ha bastado que los medios de comunicación publiquen que el presidente regional del Partido Popular, José Antonio Monago, está en un crucero y no cumpliendo ayer y el martes el compromiso que tenía contraído con los ciudadanos acudiendo al Pleno del Senado, para que este partido arremeta contra ellos y los califique de ´amarillistas´ y ´tendenciosos´, al tiempo que los culpa de participar en un ataque no solo a la imagen de su líder sino de la clases política en general.

Los novillos de Monago son injustificables, pero entendibles. Injustificables porque el jefe de la oposición ha hecho bandera de que los responsables políticos no deben tener el menor desliz en ninguna circunstancia: ni en la utilización espuria de los medios públicos que los ciudadanos ponen a su alcance, ni en el más mínimo atisbo de conducta impropia. Y entendibles porque irse de vacaciones es humano. Más si resulta que no va tener más tiempo libre durante los meses de verano.

Pero lo que es injustificable y no entendible a la vez es la conducta del PP en cuanto a la información. Las noticias son veraces o no lo son. Si no lo son, al juez con el responsable; si lo son: respeto. Lo contrario es mostrar un ramalazo autoritario impropio de un partido democrático. Impropio, y preocupante.