El Ministerio de Sanidad ha iniciado los trámites para la publicación de la orden ministerial que permite a los profesionales de enfermería "autorizar" algunos grupos de medicamentos que utilizan en su práctica diaria. El término autorizar, según recoge el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es "dar a alguien autoridad o facultad para hacer alguna cosa", reconociéndose el derecho y la capacidad de la enfermería para decidir entre un corpus de medicamentos los que son más apropiados para cada caso y circunstancia.

En los últimos días hemos asistido a un intenso debate sobre si la enfermería está capacitada para prescribir o no, sin comprender que la cooperación entre profesiones es el único camino válido para avanzar hacia un sistema sanitario más eficiente. Si existe colaboración, que la hay, debe promoverse la asunción de nuevas competencias y entre ellas está la facultad de que la enfermería decida qué medicamentos o productos sanitarios son los mejores para los cuidados que se prestan al usuario. La mejora y avance hacia un Sistema Nacional de Salud más justo y eficiente, que debe ser nuestra única preocupación, tiene que ser el faro que marque nuestro camino y no las luchas corporativistas sobre quién debe hacer qué o cómo.

XNO HAY QUEx olvidar, además, que la orden ministerial que ha impulsado Bernat Soria legaliza la actuación de miles de profesionales de enfermería que en el desarrollo de su profesión ya deciden qué medicamentos o productos sanitarios son los más idóneos para los cuidados que prestan. Este parece ser el primer paso de un camino que se antoja largo pero prometedor ya que debe significar el comienzo de una política favorecedora de la conciliación cuyo fin último debe ser buscar el beneficio del usuario.

Hace más de una década, cuando se instauraron las primeras consultas de enfermería, se generó una polémica similar ya que ciertos sectores de la sanidad consideraban que "bien está lo que está", criticando la capacidad de la enfermería para otorgar cuidados y prestar asistencia de forma autónoma. Actualmente no se pone en duda que las mejoras conseguidas en el estado de bienestar pasan siempre por un correcto funcionamiento del sistema sanitario donde cada uno debe ocupar el lugar en el que mejor satisfaga las necesidades demandadas por los usuarios.

Hoy en día nadie discute que la enfermería española lleva años siendo un referente europeo, tanto por su formación como por su capacidad para actuar, pero hay quienes aún critican su independencia a la hora de planificar su labor asistencial y desearían que la práctica sanitaria retrocediese un siglo. Ya es hora de que demos otro paso más, reconociendo la autoridad de la enfermería para decidir qué es lo mejor para sus pacientes, en definitiva, avanzando un poco más en la mejora de un sistema sanitario que si bien es puntero, puede estancarse si no se asumen nuevos retos.

La Administración debe utilizar esta orden ministerial como un peldaño hacia la mejora de los cuidados que los profesionales de enfermería ofrecen a los usuarios, sobre todo cuando los Acuerdos de Bolonia, de inmediata aplicación en nuestro país, significarán un gran avance en la formación universitaria con planes de estudios más adaptados a la realidad social en la que se desenvuelve la enfermería.

El primer paso ya está dado. Ahora hay que seguir avanzando para poner en marcha algo que la sociedad, y los profesionales, llevan años demandando y que es una práctica habitual en la mayoría de las consultas de enfermería y centros asistenciales de nuestro país.

*Enfermera y Secretaria Provincialdel Sindicato de Enfermería, SATSE