WLwa elección de Michelle Bachelet como primera presidenta de Chile supone la consolidación de la política moderada de centroizquierda que efectúan coordinadamente desde el año 1990 los socialistas y democristianos de aquel país. Diseñada para consolidar la democracia, su estrategia ha demostrado ser eficaz.

Hija de un general leal a Allende que fue torturado tras el golpe de Pinochet , la sucesora de Ricardo Lagos , su mentor, ha pasado por la cárcel y el exilio. Su sensibilidad social puede dejar huella en un país tan amante del orden y donde la mujer aún tiene muchos derechos pendientes de reconocimiento. Pero en criterio y en estilo, Bachelet está más cerca de Lula que de Chávez o Evo Morales .

No se prevén grandes cambios en el esquema político chileno, que incluye una fructífera alianza con Estados Unidos a través de un tratado de libre comercio que es, junto a la subida experimentada por el precio del cobre en los últimos años, la gran baza de la prosperidad económica chilena. Otra bandera del país es la prudencia fiscal. Pero ésta será puesta a prueba tras las promesas electorales de reformar las pensiones, mejorar la educación y reducir la pobreza que aún golpea al 18% de la población.