Para quien después de salir del agua o dar un paseo por la playa se encuentre con que en el espacio donde había dejado la ropa y demás pertenencias no hay más que arena, la guardia urbana de Barcelona tiene dispuesto un kit de amparo o emergencia que, por lo visto, está compuesto de camiseta, pantalón, chanclas y un bonobús para regresar al lugar de alojamiento. Un modesto gesto de las autoridades que marca la senda y la diferencia entre prestar ayuda y saquear a los ciudadanos. Aprovecharse de los cargos públicos para el enriquecimiento personal, contribuyendo así a la desaparición o el debilitamiento de los recursos de las administraciones destinados al bienestar general, es sencillamente inadmisible e intolerable. Algo que la ciudadanía espera se tenga muy presente en cualquier posible pacto de gobernabilidad, donde la honradez sea un arma que estrangule y cierre el paso a la indecencia, las malas artes y el robo institucional.