Escritora

Existen temas que nos pasan de largo. Primero les dedicamos toda la energía, atención y entusiasmo, pero la cotidianidad y la inmediatez los sepulta. Es el caso del Prestige .

Sabemos que siguen los juicios, pero las palabras y los hechos se diluyen. Continúa la dura labor de limpiar las playas. Un trabajo lento, que ya no es el objetivo de nuestra atención, distraída por una guerra que no nos gusta y que cada día se complica más y más.

Dicen que el 1 de julio las playas de Galicia ya estarán limpias, pero no acabamos de creérnoslo. ¿Quién nos lo asegura? La historia del Prestige , a pesar de que es muy próxima, parece lejana. Esta es la vorágine que nos toca vivir: nos obligan a hacer tabla rasa de lo que vivimos, las experiencias se suceden demasiado de prisa.