La decisión final del PP de no vetar las cuentas de la Junta de Extremadura por segundo año consecutivo, no presentando enmienda a la totalidad y anunciando que no apoyará ninguna otra, supone a priori un balón de oxígeno para el gobierno de Fernández Vara y coloca a José Antonio Monago en un estatus de oposición responsable tan demandado en nuestros tiempos. La conformación del Parlamento extremeño, sin mayorías absolutas (el PSOE tiene 30 diputados y se consigue con 33), obliga al Ejecutivo a llegar a acuerdos que permitan sacar adelante sus políticas. Aunque en el arranque de la legislatura pareció no ser consciente de ello y trajo consigo que le tumbaran distintas iniciativas, ahora su interés pasa por negociar con los diferentes partidos, pero no despreciando a ninguno y sentándose por igual tanto con el PP (28 diputados) como con Podemos (6 diputados) o Ciudadanos (1 diputado).

Esta actitud, más enfocada al futuro de la región que a sus propios intereses electorales, merece un reconocimiento por cuanto que se opta por aquello que resulta mejor para los ciudadanos, menospreciando los cálculos electorales o la posible contestación interna de su militancia. En una Comunidad como la nuestra, donde el peso específico de la Junta de Extremadura es tan importante como motor económico de la región, paralizarla sin unos presupuestos, o alargar en el tiempo su consecución como pasó el año pasado, suponen un retroceso grave en las inversiones y lanzan un mensaje de desconfianza e inseguridad a los posibles inversores. De ahí que el PSOE haya rebajado sus pretensiones a la hora de negociar y que el PP se haya posicionado claramente hacia el entendimiento.

La actitud de Ciudadanos, por su parte, cuyo papel también es importante aunque su relevancia en votos resulte mucho menor, pone de relieve también una voluntad clara de acuerdo y denota una actitud moderada y responsable. Finalmente, Podemos se sitúa aquí como única fuerza política opuesta radicalmente al gobierno, lo que evidencia una clara división de la izquierda. Aunque su posición refleja una falta de entendimiento con el PSOE y supone para un determinado sector de la sociedad extremeña evidenciar que el gobierno de Vara se coloca más cerca de la derecha que de la izquierda, se transmite a la vez la incapacidad de la formación morada para alcanzar acuerdos o construir proyectos que se alejen de sus postulados iniciales o de partida.