Dramaturgo

Este país, España, es singular (de ahí sus dificultades para asimilar la pluralidad) y cada vez que ocurre algo, se muestra como es, como un peñón segregado de Africa, pintoresco, muy suyo, genial y miserable al mismo tiempo, sorprendente y sorprendido, capaz de aplaudir a Arruza hoy, a Manolete mañana, y matarse pasado mañana para que se prohíban las corridas de toros.

Ahora estamos con la princesa de Asturias, doña Letizia Ortiz, bella periodista, mujer inteligente (como casi todas las mujeres) y futura reina de España por la gracia de don Felipe de Borbón, su novio. Pues aparte de haberla visto en los telediarios, doña Letizia es como casi de casa.

Ya han salido los que estudiaban con ella, su portero, el señor que le vende los periódicos, el alcalde que la casó en primeras nupcias con el escritor extremeño Alonso Guerrero, uno que dice haber leído a Alonso Guerrero, y una señora dando voces porque es divorciada (doña Letizia, no ella). Ya han salido los que siempre salen, los que no esperan, los que opinan y los que se las saben todas, los que no saben y opinan, y los demás (¿queda alguien por salir?). También han salido los de los chistes como ése que dice que es del Atlético de Madrid porque gritan los del Frente Atlético eso de: "¡La Leti!, ¡La Leti!" O ese otro que dice que las noticias de TVE se llamarán ahora "Letizias de las tres" o aquel que dice que Prado del Rey se llamará ahora Prado de la Reina.

Y así estamos, unos felices, otros republicanos, los más con la boca abierta y alguno que otro buscando un libro de Alonso Guerrero para pasar el rato. Así estamos y que sea de enhorabuena para todos, que falta nos hace.