Historiador

Para los incrédulos, incluso aquéllos que dudan, cuando no les favorecen en sus ilusorias expectativas ni siquiera las encuestas del CIS, Extremadura sigue manteniendo los mismos problemas que tenía hace 20 años.

Deben ser los mismos que han tenido que dejar pasar más de 60 años para reconocer que el levantamiento contra los poderes democráticamente establecidos era algo tan ruin como un golpe de Estado. ¡Y lo que les ha costado!

Además de los cambios (¡bendita palabra!) los socialistas extremeños no nos conformamos sólo con mirar al pasado, ni con disfrutar de las ventajas obtenidas, muchas veces arrancadas, en el presente. Es el porvenir nuestro horizonte. Así, ante ese poso acuoso que rezuman los carteles de la derecha, que como decía Ibarra tan bien saben reconocer en el sur, ante esa lluvia fina que como maná prometido lo que ha traído a nuestra tierra son retrasos y vueltas atrás, el Gobierno regional ha decidido la implicación. La política, además de hechos, debe venir aderezada de símbolos y de sensibilidades hacia los representados.

El crédito de 120 millones de euros significará para Extremadura mejoras en su sanidad y en su educación, dos pilares del estado de bienestar y donde el mercado pugna por limar prestaciones, dado que si no son públicas, muchos no podrán tener acceso a ellas. Así se consolidarán avances y se verificarán otras formas de gobernar. Muchas son las cosas pendientes por hacer y muchas las prioridades por establecer. Habrá que volver a insistir a los agoreros que nuestro punto de partida ha sido siempre el retraso y que las distancias cada vez se hacen más cortas.

Mientras, el pasado sábado los extremeños solidarios salieron a la calle en Badajoz pidiendo paz.