Manuel Vicent se luce en su columna de En País a la hora de describir la escalada entre quienes atacan y quienes se defienden: "La espada hizo posible la armadura y muralla desarrolló la catapulta. A lo largo de la historia cada ingenio ofensivo ha encontrado su contrapartida". Así se llega al estado actual de ese combate: "Sucesivos ingenieros de armamento se han sentado ante el Consejo de los Generales parta mostrarles nuevos caminos hasta la muerte". El catálogo es espantoso ("Minas explosivas en forma de juguete, de flores o de caramelos para cazar niños en el parque"...) y la conclusión acertada, aunque parece excesiva se hace a partir de los terroristas que se inmolan cargados de explosivos: "La paranoia que produce esta amenaza ciega ha desarrollado la doctrina del ataque preventivo, que ya da carta libre a todo el mundo, de modo que usted ya está autorizado a pegarle un tiro, por si acaso, a cualquiera que se le acerque a pedirle fuego, nunca mejor dicho".

El mismo discurso dialéctico, pero buscando acercar mitología y actualidad, lo elabora Manuel Martín Ferrand en Abc: "Hace 25 siglos, Prometeo encadenado lamentaba las leyes caprichosas e injustas que obligan a los mortales a la obediencia ciega y resignada". Se refiere a la reforma de la ley de seguridad vial que se quieren introducir a través del Senado, pero la cuestión de fondo es otra: "Los dioses del Estado, felizmente eventuales discontinuos, nos encadenan a una roca para que las águilas del Ejecutivo nos coman las entrañas". Curiosa coincidencia de dos columnistas tan distintos.