Profesor

Corría el año 1996, el PP ganaba las elecciones por un escaso margen de 300.000 votos, lo que supondría para Aznar la necesidad de aliarse con algunos partidos nacionalistas que le prestaran su apoyo para gobernar con cierta tranquilidad.

Estos partidos minoritarios fueron CIU del señor Pujol y en algunas ocasiones PNV del señor Arzallus; con unos y con otros el PP aceptó y tragó carros y carretas sacando de aquí y de allí para contentar las peticiones de catalanes y vascos, que aprovechándose del juego democrático, chuparon al modo nacionalista todo lo que pudieron (jamás sabremos cuánto ni cómo) de la gran teta española.

La situación no era nueva, años antes el PSOE de Felipe González, sin mayoría absoluta, también sufrió en sus carnes los chupetones políticos de los chicos de CIU, que hay que reconocerles que lo hacen de lujo y con clase ¡eh!. Con este panorama, el cabreo de casi toda España fue mayúsculo, sobre todo de los votantes del PP y el PSOE que veían como sus ideales y sus esfuerzos políticos y electorales quedaban succionados por unos pocos diputados, que anteponían y anteponen los intereses catalanes o vascos a los de España. Y ahora las preguntas impertinentes: ¿por qué CIU no ha vuelto a ganar con mayoría en Cataluña desde el año 2000 y el PNV no pasa nunca de su techo electoral desde hace años? ¿La falta de la ya mencionada teta española quita votos nacionalistas? Señores de IU, ¿es de recibo que su partido, en unas elecciones generales, con muchos más votos que CIU o el PNV, tenga menos diputados que estos en el Congreso? ¡País de predicadores con agallas, en desiertos de figurantes, oportunistas y plañideras temporales!