Lo más positivo que se ha despachado en la campaña electoral hasta el momento es una propuesta de renovación del Pacto Antiterrorista, con el PNV dentro, formulada por Josu Jon Imaz , que es el presidente de dicho partido. La propuesta de Imaz se ha perdido en la polvareda de los mítines electorales y el insensato debate sobre el reciente proceso de anulación de candidaturas, pero se tendrá que recuperar antes o después. Por muchas razones.

La primera y principal es la urgente necesidad de ampliar la base política de una común aversión al terrorismo, compartida por la inmensa mayoría de la ciudadanía española en general y vasca en particular. Tan simple como eso, si tenemos el coraje de sacudirnos los prejuicios y la tentación de procesar a priori las intenciones ajenas. Un frente común contra el terrorismo capaz de desbordar, por extensión, claro, el concierto clásico de las dos fuerzas centrales del sistema, PSOE y PP, sería letal para ETA. La propia ETA podría acelerar la botadura de un nuevo Pacto, con Izquierda Unida y el nacionalismo vasco no radical, si hiciese algo que no se nombra pero se teme.

Aparte de ese algo que se teme, como respuesta al agravio por la anulación de candidaturas vinculadas a la ilegal Batasuna, el otro elemento capaz de poner en valor la propuesta de Imaz sería la eventual derrota del PP de Rajoy en las elecciones generales. Eso supondría su marcha y la aparición de un nuevo líder poco dispuesto a repetir los errores de su antecesor. No tendría que tragar ruedas de molino, pues los principios básicos del nuevo Pacto Antiterrorista, tal y como los ha enunciado Imaz, son los mismos que abrazaron el PP y el PSOE cuando firmaron el Pacto aún vigente: aplicación de las leyes, sacar la política antiterrorista del debate entre partidos, no al precio político por la paz y final dialogado de la violencia. Un buen asunto para después de las elecciones del 27. Mientras tanto, por desgracia, ETA y la política antiterrorista siguen marcando la campaña. Y todos entramos al trapo porque entre PSOE y PP siguen a la greña. Rajoy no se apea de que el Gobierno está favoreciendo el retorno de los amigos de ETA a los ayuntamientos. Y Zapatero tampoco le ofrece otra cosa que la exigible necesidad de apoyar al Gobierno en su intento de acabar con ETA. Zapatero o Rajoy no estarán en la próxima Legislatura. La propuesta de Imaz tendrá una oportunidad.