Ta tenemos propuesta ministerial de Pacto Educativo. Solo la intención de alcanzar dicho pacto es loable e indica la pésima situación actual y la concienciación, por fin, de que el futuro pasa por un sistema educativo sólido pero flexible, perdurable aunque abierto a cambios y adaptado a nuestra realidad social.

Pero de las propuestas sólo destacan la flexibilización de la FP, incluida en la ley de economía sostenible y el carácter orientador del último curso de la ESO y su doble vertiente, la FP o el bachillerato, así como los distintos accesos a conseguir una titulación que habilite al mundo laboral. Una excusa para no aceptar el recorte en tres años de la ESO y la ampliación en otros tres años del Bachillerato propuestos por el PP. Esto de sí pero no, vale pero no me atrevo, empieza a ser una pesada losa para nuestro ministro que quiere pero no le dejan. Las prisas son malas consejeras y abordar un cambio en nuestro sistema en los últimos cursos está bien y flexibilizar dicho tramo también, pero el cambio debe empezar por el principio.

La etapa de infantil de 0 a 3 años debe enmarcarse dentro de la cartera de educación tanto a nivel nacional como autonómico y no ser una simple guardería para conciliar la vida laboral y familiar. La Educación Primaria es fundamental y necesita también cambios profundos no solo a nivel institucional, también social. La participación de las familias en el proceso educativo de los alumnos debiera haber sido abordada con derechos pero con obligaciones, con estímulos y con pérdida de esos derechos o estímulos adquiridos. Un currículo nacional, descenso de ratio profesor-alumno, incremento del gasto por alumno, desburocratización de la enseñanza, autonomía pedagógica real y un clima de esfuerzo y exigencia en la formación son algunas de nuestras lacras y no se soluciona con indecisiones o medias tintas. La figura del docente también es fundamental.

Entre las medidas pide reconocer la autoridad moral y profesional del docente en "el ejercicio de sus funciones". Error. La autoridad moral y profesional del docente se presupone, sobre todo durante el ejercicio , el docente necesita que se le reconozca como autoridad pública y no palmaditas en la espalda que es lo que hasta ahora ha tenido; necesita que se retome el estatuto propio (esto no es nuevo); y necesita ver incentivado su esfuerzo con una carrera profesional digna (la dará el propio estatuto); necesita dedicarse a educar y no a justificar con miles de papeles innecesarios cada movimiento que haga; necesita que los políticos no los necesiten para justificar sus políticas erróneas; y necesita que usted proponga otras cien propuestas que de verdad cambien nuestro sistema educativo.

Habrá que esperar aún.