El anuncio de la Junta de Extremadura de los detalles sobre la refinería de petróleo ha traído a primer plano al grupo industrial de Alfonso Gallardo, un empresario jerezano esquivo a las apariciones públicas. Pero su principal virtud es que en décadas ha sabido convertir un simple almacén de chatarra en el principal holding industrial de la región, con 1.600 empleados en una decena de empresas dentro y fuera de la región.

Menudo de estatura, Alfonso Gallardo no concede entrevistas ni realiza declaraciones a los medios de comunicación. No le gustan los focos. Se le acusa de ser el empresario preferido de Ibarra pero lo cierto es que se trata de una persona que no deja de jugarse su dinero para crear riqueza en una región con un sector industrial aún muy apagado. El último ejemplo es la refinería.