TAt cualquier observador que se detenga en lo que ha pasado en las dos últimas semanas en Palma de Mallorca y alrededores, y a las sucesivas actuaciones que en ese escenario ha tenido la banda terrorista ETA, se le ocurrirá la sospecha de que la banda trata de retar y de provocar a las fuerzas del orden, e incluso que las está llevando al borde de un ataque de nervios . ¿No es Palma, en estas fechas, el lugar más protegido de España, por causa de la presencia de la familia real en las islas? ¿No habíamos quedado en que ETA ataca donde puede, y no donde le gustaría?

Pues he ahí que esa repetición de atentados, sin que parezca que se hayan producido avances sustanciales por la otra parte, la de los agentes y ciudadanos de bien, sólo puede tener mucho de reto y de provocación, así como de demostración de la propia fuerza y habilidades para colocar el artefacto donde quieren, y hacerlo estallar cuando les viene en gana, con víctimas o sin ellas... Desde luego, queda claro el propósito de la banda de demostrar esa fuerza propia, o debilidad del contrario, acaso con el decidido propósito de llevar nuevamente a una mesa de negociación al Gobierno, o sencillamente, como demostración evidente de que actúan por iniciativa propia y sin excesiva preocupación, o así lo parece, por dejar pistas y huellas que conduzcan a prisión a los autores.

Es evidente que el empleo de los detonadores con temporizador facilita mucho las cosas a los terroristas. Pueden estar muy lejos del lugar de la explosión cuando ésta se produce, pero tampoco hay que excluir que la estén contemplando a pocos metros y en total impunidad. O lo que es lo mismo, que la banda disponga de uno o varios comandos en la isla de manera más o menos estable y decidiendo, sobre la marcha, actuaciones de manera anticipada. Es del todo probable que los terroristas no hayan abandonado la isla en ningún momento, por mucha operación jaula que se pudiera en marcha tras el primer atentado mortal, en Palmanova.

Es muy probable que estén actuando donde más duela o cuando más puedan desestabilizar a los agentes del orden de la lucha antiterrorista. En todo caso, están consiguiendo dar la impresión de que dominan la situación y controlan los tiempos. Ha dicho el Rey que estos asesinos no conseguirían alterar la normalidad..., si la normalidad no estuviera ya suficientemente alterada. Sólo alguna detención de importancia devolvería un poco de confianza y seguridad a los turistas y visitantes de las islas.