En términos sociológicos, la realidad catalana no ofrece diferencias substanciales con el resto de España. Para la gente corriente, el paro y sobre todo, el desempleo que afecta a los jóvenes (ronda el 40%), es el primero de sus problemas. Después, en las encuestas, se habla de la inseguridad ciudadana en parámetros similares a los de las restantes grandes capitales del país. En términos políticos, la cosa cambia y para entender lo que está pasando allí hay que recordar que hace años el Partido Socialista cruzó el río para instalar campamento y bandera en el solar del nacionalismo. Cruzó el río dejando sumidos en el desconcierto a muchos de su miles de votantes de extracción humilde, origen proletario y procedencia andaluza, extremeña, murciana, gallega, aragonesa o castellana. Vivían y trabajaban en Cataluña, tuvieron hijos que nacieron catalanes, pero eran socialistas, no catalanistas como pretendían hacerles saber sus dirigentes de entonces: los Raventós, Obiols o Maragall . Mientras en el PSOE mandó Felipe González , la situación no fue a más. La llegada de Zapatero aceleró la desnaturalización política del partido en Cataluña. Suya fue la vidriosa idea de reformar el Estatut y suyos son ahora los malabares para darle la vuelta a los recortes establecidos por la sentencia del Tribunal Constitucional. Malabares que anunció en Gavá, ante algunos miles de simpatizantes. Estaban Chacón, Corbacho y Montilla , pero no fueron ni Nadal , ni Castells , ni Tura ni Ernest Maragall , los epígonos del ala catalanista. Dato significativo: Felipe González, presente en video, fue el más aplaudido.

Con Montilla al timón de la Generalitat --un cordobés obligado a sobreactuar dada su condición de converso-- el PSC se entregó de lleno a una causa que en manos sus socios de ERC --partidarios de la independencia de Cataluña-- han convertido en una deriva política de difícil retorno. Aunque no se dice oficialmente, en realidad, en el PSC ya hay dos partido diferentes. Si, como pronostican las encuestas, pierden las elecciones, pero, pese a todo, vuelven a formar gobierno, los disidentes, callarán. De no ser así, irán a la escisión. Ya hubo en el pasado un partido socialista y catalanista que se llamó Reagrupament . Al tiempo.