Hace algunos días ya escribía, en relación con las cosas que están pasando en el socialismo madrileño, que "empiezan los líos en el PSOE". Zapatero ha perdido el estado de gracia y ya le critican en voz no tan baja; de José Blanco , que es el vicesecretario general, los suyos dicen que está sobrepasado; del presidente del partido, Manuel Chaves , se asegura que "está como ausente" y de la secretaria de Organización, Leire Pajín , se opinan muchas cosas, algunas casi irreproducibles. Y es que la situación, ante las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo, empieza a considerarse muy preocupante en el estado mayor socialista de la calle Ferraz y en la propia Moncloa, donde el ancestral optimismo comienza a difuminarse en contacto con la dura realidad.

Ocurre que los sondeos más independientes, y el propio sentido común, muestran que los socialistas pueden sufrir una importante debacle en los principales ayuntamientos, con varapalos especialmente duros en Madrid --¿realmente piensa alguien que Jaime Lissavetzky puede ser un buen candidato frente a Ruiz-Gallardón , por mucho desprestigio que esté acumulando el alcalde de la villa y corte?-- y Barcelona, donde el actual regidor, Jordi Hereu , jamás ha logrado levantar el vuelo y será arrasado por el nacionalista Xavier Trías . Las encuestas que conozco no conceden al PSOE un triunfo claro en más allá de dieciocho de las cincuenta capitales de provincia españolas.

Y, en las autonomías, los feudos tradicionales del PSOE podrían perderse: en Castilla-La Mancha, la situación de José María Barreda se vuelve comprometida --excepto si la ´popular´ Cospedal sigue cometiendo errores--, en Extremadura parece algo mejor, pero no segura, para Fernández Vara , y en Andalucía, cuyas elecciones coincidirán con las generales de 2010, ya está claro que José A. Griñán no tendrá los resultados de su antecesor Chaves. Podría ganar, contrariando algunas encuestas, si cierra un pacto de hierro con IU. Pero ni eso ha procurado hasta ahora Zapatero, que no recibe al dirigente de esta coalición, Cayo Lara , desde hace más de un año, en una clara muestra de desapego, si no de desprecio. Y eso que lo lógico es pensar que muchos votos desencantados con el PSOE irán a parar a las manos de IU. O a las de la UPyD de Rosa Díez , que pretende pescar en todos los ríos, aunque tengo para mí que no serán tantos los peces que capture, al menos en las elecciones del año próximo.

Ni los más optimistas de los socialistas a los que he consultado piensan que en la Comunidad madrileña una coalición PSOE-IU, con Trinidad Jiménez al frente, tiene probabilidades reales de desbancar a Esperanza Aguirre . La Comunidad valenciana está perdida de antemano por los socialistas, sea quien sea el candidato del PP y por muchos líos que allí tengan los ´populares´, lo mismo que el Ayuntamiento de Valencia; Galicia ya es del PP; Asturias, en función de quién sea el candidato ´popular´, también pasaría a manos de la derecha tras la retirada de Alvarez Areces , el único histórico que sobrevivía en la era Zapatero .

Cantabria repetirá su actual situación, si Revilla continúa en la liza política; la Rioja y Navarra no serán socialistas, ni sus respectivass capitales, tampoco; en el País Vasco, donde solamente habrá elecciones en los municipios, las cosas se mantendrán si el pacto PSE-PP, a su vez, se mantiene; en Aragón puede ocurrir cualquier cosa sin Marcelino Iglesias , otro histórico que abandona; Cataluña será nacionalista ya este otoño, especialmente después de que el militante más prestigioso entre los catalanistas del PSC, Antoni Castells , haya decidido públicamente abandonar a Montilla a su (mala) suerte. ¿Por lo demás, Castilla y León y Murcia continuarán siendo feudos del PP, en Canarias lo más probable es que se mantenga la coalición entre los nacionalistas y los populares , Ceuta y Melilla serán para el PP y Baleares ¿bien, en Baleares, donde tantas cosas vergonzosas han ocurrido, puede acabar triunfando cualquier solución pintoresca, incluyendo la continuidad de Antich al frente del Govern.

Esta es una radiografía realista --habrá ciegos que aún quieran ver en ella un ataque al partido que gobierna en España--; y lo peor es que los resultados en las autonómicas y municipales anticipan casi siempre lo que ocurrirá en las generales. Zapatero, repitiendo que, actuando como lo hace y poniendo en marcha las medidas que pone, sabe que compromete sus resultados electorales, no contribuye demasiado, por cierto, a insuflar optimismo entre los suyos, donde, como decía, comienzan a surgir las primeras grietas. Y no me refiero solo al conato de rebelión de Tomás Gómez , el virtualmente ya defenestrado candidato madrileño, que sigue amenazando con convocar primarias en Madrid si desde arriba se impone la candidatura de la ministra de Sanidad (lo que, por cierto, obligaría, ya de por sí, a esa remodelación ministerial que Zapatero sigue insistiendo que no va a hacer).

Mal lo tiene, a primera vista, el PSOE y, aunque posiblemente no lo merezca, el PP puede hacerse con el control territorial de buena parte de España. La precampaña, que va a ser larga y sañuda, va a comenzar prácticamente dentro de tres semanas, a la vuelta de las vacaciones. Apasionante. Hagan juego, señores.