WEw l mismo día de la derrota del PSOE en las elecciones europeas del pasado día 7, este diario advertía al Gobierno de Zapatero de la necesidad de buscar aliados para el resto de la legislatura y de los riesgos que corría si no lo hacía. El martes pasado se vivió en el Congreso uno de esos peligros, con un vodevil parlamentario que culminó con la retirada de una enmienda sobre una reforma fiscal con medidas progresistas que había sido pactada solo seis horas antes.

Este frenazo y marcha atrás le puso las cosas muy fáciles al PP, cuyo líder, Mariano Rajoy, no ha perdido la ocasión de acusar a Rodríguez Zapatero de hacer una política económica a las dos de la tarde y otra a las seis de la misma tarde. La enmienda pactada con Izquierda Unida y su socio en el Congreso ICV, modificaba la política fiscal en seis puntos, entre los que se incluían una subida de impuestos a los más ricos; que las ayudas de 400 euros o de 2.500 por hijo fueran progresivas en función de la renta de los ciudadanos, en vez de lineales; y la abolición de la escandalosa ventaja de la que gozan los futbolistas de élite, que pagan solo el 24% de impuestos por rendimiento del trabajo si residen en España menos de seis años; es decir, el porcentaje que tributan algunas rentas medias.

El PSOE asegura que la enmienda estaba condicionada a que IU-ICV aprobara el techo del gasto presupuestario que fue fijado ayer en un 4,6% menos que este año, pero esta formación afirma que a lo único que se había comprometido era a abstenerse, como de hecho hizo en la votación de ayer en el Congreso. Total, que el PSOE prefirió retirar la enmienda y pactar con CiU su abstención en el techo del gasto. CiU, por su parte, se ha aprovechado del lío para vender que gracias a ella no subirán los impuestos a las pymes, a los autónomos y a las clases medias, colectivos que, en principio, no estaban entre los afectados.

El aislamiento parlamentario del PSOE, que pretende gobernar pactando un día con unos y otro día con otros, se agrava por un tema tan estancado como es la financiación autonómica. Ningún grupo nacionalista, catalán, gallego o canario, va a comprometerse en una votación que limita el gasto en los futuros presupuestos mientras no esté aprobada la financiación de las autonomías, para lo cual Chaves anunció ayer una nueva ronda de contactos. En un sentido opuesto, otro conflicto similar se produjo hace poco más de un mes cuando los socialistas dieron marcha atrás 12 horas después de pactar con CiU una reforma laboral, esta vez por supuestas presiones sindicales y de la izquierda. La conclusión no puede ser otra que así no se puede gobernar, y menos en una situación de crisis económica que, en contra de las declaraciones oficiales, está lejos de tocar fondo y necesita medidas urgentes.