TCtansa escribir una y otra vez sobre el llamado proceso de paz y cansa sobre todo porque incluso los observadores más beligerantes --hay una o dos excepciones-- no se cansan de insistir en que o el PSOE y el PP van juntos en esta aventura que es de todos, o las garantías de éxito disminuyen sensiblemente. Pues no hay forma. Parece que cuanto más se dice, más se distancian.

Y es inútil buscar a los culpables en uno u otro bando: los dos partidos, creo, se equivocan de medio a medio en sus posturas maximalistas. La derecha más derecha del PP se empeña en atrincherarse contra todo y contra todos y no dejan un resquicio a la esperanza, a esa esperanza que en absoluto nos hemos ganado los españoles, como muy mal decía el presidente Zapatero , porque nunca habíamos perdido frente al terrorismo nada: ni la esperanza, ni la razón, ni el derecho. Pero en el PP son ahora más los que creen que el futuro está en decir que no por sistema y la negatividad nunca conduce a ninguna parte. Ya sé que este discurso se puede argumentar pero de la misma forma se podría argumentar el contrario, el de una cierta colaboración no ya con el Gobierno sino con el país, con esta España que desde la transición no había conocido un periodo tan largo sin sangre provocada por los asesinos de ETA. Y eso es un hecho. Pero otro tanto cabría decir del PSOE y Zapatero el iluminado: no se puede ir por la política pidiendo apoyos ciegos, incondicionales sin ceder nada y menos aun se puede mentir a todos o cambiar de criterio de un día para otro. Pero como el PP dice lo que dice, el Gobierno reacciona queriendo aislar aún más al partido de la oposición y pactando con el resto de las formaciones políticas que ese aislamiento quede claro en las próximas votaciones del Congreso. Pues se equivoca también. ZP nos engaña y lo sabe; dice una cosa y luego hace otra y ese juego es peligroso: si sale bien, puede que tenga éxito, pero si sale mal, no se lo van a perdonar. Y estamos en el preámbulo de todo, en la estupidez esa de mirarse a los ojos made in don José Blanco . Pronto vendrá la negociación de verdad la llamen como la llamen y entonces veremos qué precio está dispuesto a pagar el Gobierno por la paz. Ya sé que ha dicho que ninguno, pero lo malo de este Gobierno es que ya no me creo nada de lo que dice y sólo se puede atender a lo que hace y a lo que hace día a día. ¿Improvisación o plan perfectamente estudiado? Da igual, el resultado es que nunca se sabe cómo vamos a amanecer y esa zozobra, cansa.

*Periodista