A veces los problemas diarios tapan los avances. Tras las elecciones ha habido dos. Uno, que el partido de la derecha, el Partido Popular, celebró su congreso hace 15 días y pareció querer enterrar el arma de la crispación. Y el otro, que este fin de semana el partido socialista ha reafirmado en su congreso la apuesta por la "España que confía en sí misma". Son dos buenas noticias. Los socialistas apuestan por el futuro con confianza. Reconocen el valor de la lengua catalana, vasca y gallega y afirman que el castellano no resulta perjudicado por ellas. Es algo esencial para la convivencia entre las regiones y naciones de España.

También es positivo que los inmigrantes con residencia permanente en España puedan votar en las elecciones municipales. La inmigración aporta mucho, pero necesita ser ordenada. Y hay que lograr la integración de los que vienen de otras culturas. La participación política es, sin duda, una forma inteligente de favorecerla. Y la incorporación de una médica dominicana a la ejecutiva del PSOE indica que los socialistas abordan con decisión la asignatura.

Otros capítulos --laicidad del Estado, preocupación por el problema creciente del derecho a las sedaciones paliativas y a una muerte digna, y la modernización de la ley del aborto-- son obligados para todo partido que contemple su futuro en el siglo XXI.

Además, el PSOE ha dado pasos hacia el futuro con la recuperación de la vicesecretaría general, vacante desde que la ocupara Alfonso Guerra, para José Blanco, con la que Rodríguez Zapatero ha querido premiar la labor realizada durante la anterior legislatura por su amigo gallego; con la emergencia de Leire Pajín (31 años) como secretaria de organización y con una fuerte renovación de la ejecutiva federal, en la que vuelve a estar la extremeña Marisol Pérez Domínguez, que era la portavoz del secretario general, Rodríguez Ibarra, que llevará el área de Bienestar Social.

Pero el cónclave clausurado ayer en Madrid también tiene lagunas. La más sustancial es que ha parecido relegar la crisis económica originada por el alza del petróleo, la restricción mundial de créditos, los tipos del euríbor y el desplome de nuestro sector de la construcción.

Es cierto que, como dijo ayer José Luis Rodríguez Zapatero, el partido socialista debe imaginar el futuro desde las ideas, mientras que al Gobierno le incumbe transformar el presente. Tras ganar las elecciones, Zapatero cerró ayer un buen congreso del PSOE. Ahora no puede perder un minuto más sin afrontar la crisis que sufre el país. La concertación con los agentes sociales es básica, pero la responsabilidad última es del Gobierno que él preside.