Todos los años tienen su cosilla, no digo que no, pero este 2018 que empieza no es un año cualquiera, puede ser un gran año, o una oportunidad perdida, un año de éxitos o de fracasos, de políticas y de políticos, de consenso o disentimiento. Lo cierto es que en nuestras manos está.

Por primera vez nos enfrentamos a dos grandes retos. El primero alcanzar el ansiado Pacto Social y Político por la Educación y el segundo, aunque no se diga, una reforma constitucional necesaria, a partir de la ya consolidada, que una a los pueblos en sus diferencias pero que a la vez no permita que las diferencias los desuna.

Pudiera parecer que no tengan relación ambas, sin embargo, el logro primero allanará el segundo.

La Educación siempre ha sido arma política, bandera de ideologías de dos bandos tradicionalmente enfrentados y que cada cual alternativamente ha intentado apropiar.

Debemos, necesitamos, alcanzar un sistema educativo común, vertebrador y único para todo el territorio, con particularidades y flexible donde quepan las características e idiosincrasia propias de cada región y de cada comunidad, de cada individuo, familia o colectivo donde crecer y desarrollarse como persona y como miembro de una sociedad cada vez más diversa y cambiante.

Necesitamos un sistema educativo que reconozca la labor docente, la valore y la mime, porque ninguna sociedad es mejor que el profesorado que educa a sus ciudadanos.

Necesitamos una apuesta por la escuela pública, porque es la única garante de la igualdad de oportunidades.

Este año puede ser ese año donde, por fin, los profesionales de la educación tengamos un estatuto propio y una carrera profesional propia.

Nuestra política, nuestra educación han cambiado porque los ciudadanos han cambiado, las familias han cambiado, el mundo laboral ha cambiado, la sociedad ha cambiado y los tiempos han cambiado.

Debemos recuperar la necesidad política de acuerdo e integración de la transición, de nuestra primera constitución y el espíritu, generosidad y altura de nuestros políticos.

El Pacto Educativo es necesario. Si lo logramos, pondremos la primera piedra de un gran 2018, y habrá merecido la pena vivirlo y contarlo para poder desear un feliz 2019.

* Maestro