Que no cunda el pánico. Hay fugas importantes del PP hacia Ciudadanos y, además, de destacados militantes, de esos que en su día tuvieron puestos de relevancia dentro del organigrama del PP y ahora dicen sentirse desamparados viendo como el partido «ha perdido la línea ideológica que tenía», literal. José Antonio Villa, Lázado García, Javier Casado, Francisco Javier Castellanos, Jerónima Sayagués, Fernando Baselga y casi una veintena de jóvenes de Nuevas Generaciones. Todos se han probado el traje naranja en las últimas semanas o meses y afirman que les sienta mejor que el azul. En el PP dicen: «puente de plata»; que los ‘fugados’ no son precisamente conformistas y buscan fuera el protagonismo que dentro se les niega. Sin embargo, en la dirección existe cierta incomodidad, entre otras razones a ver si algunos de los que se han ido son luego con los que haya que negociar futuros acuerdos de gobierno.

Seamos sinceros. Ciudadanos no deja de ser una formación que pesca en el mismo caladero de votos que el PP y eso puede suponer un descosido importante cara a las próximas elecciones. Aunque también le reste al PSOE, y mucho, del PP arrastra a más votos dado que la gente de centro, esa que determina quién gana o quién pierde unas elecciones, anda de un tiempo a esta parte encantada con Rivera. El político catalán y Arrimadas están de moda y eso, aunque sea feo reconocerlo por simplista, en política supone mucho.

El partido naranja se ha convertido en la niña bonita que todo el mundo quiere agasajar. Las encuestas le sonríen y, aunque los muestreos pueden fallar, hoy por hoy todo el mundo da por hecho que tendrán la llave de futuros acuerdos y conviene tenerlos cerca. Si me roba militantes, dirigentes o candidatos, dientes, que diría la Pantoja, no sea que se cree un mal rollo que impida un acuerdo postelectoral.

De un tiempo a esta parte se están celebrando encuentros de los dirigentes de Ciudadanos con otros del PP o del PSOE. ¿Ya? ¿A estas alturas, cuando falta año y medio para las urnas? Pues sí, Cáceres se ha convertido en los últimos meses en centro neurálgico de conversaciones sobre la política extremeña desde el momento en que los principales dirigentes de formación naranja residen en esta ciudad. Eso de ocupar el centro político ideológico les permite negociar con dos barajas y abre la posibilidad de hablar de hipotéticas alianzas hacia la derechas o hacía la izquierda.

El PP dice que su enemigo sigue siendo el PSOE y el PSOE lo mismo pero al contrario. Así, Ciudadanos aparece como el acompañante perfecto para ambos, pues a estas alturas de la película en las dos formaciones se da por sentado que no va a haber mayorías absolutas.

Se supone que si gana las elecciones Vara, tiene posibilidades de negociar con Podemos, con quien este año ha llegado a un acuerdo para los presupuestos, o con Ciudadanos, con quien se ha entendido esta legislatura Susana Díaz para formar gobierno en Andalucía. Con ambas formaciones a la vez resultaría imposible dadas las diferencias ideológicas de los dos partidos, aunque habrá que tener en cuenta los resultados que obtiene cada cual y si llega para gobernar dado que la mayoría absoluta se logra en Extremadura con 33 escaños y el PSOE ahora mismo tiene 30.

Si, por el contrario, gana Monago solo podrá negociar con Ciudadanos, porque con Podemos resulta imposible al estar una y otra formación en las antípodas y llevarse fatal en lo personal. Los populares tienen ahora mismo 28 escaños y están en horas bajas con Rajoy en el gobierno, pero de aquí a junio del año que viene es una incógnita si subirán o por el contrario bajarán con la cantidad de factores a tener en cuenta.

Ciudadanos ya ha dicho dos cosas y habrá que tenerlas en cuenta: una, que solo se sentará con quien gane las elecciones y caso de no entenderse con ellos hará pasar al segundo de la lista. En consecuencia, en el PSOE y el PP ya hay un primer objetivo: ganarle al contrario aunque sea por un voto. Lo demás ya vendrá después, fraguarse en la negociación es donde más tarde se podrá conseguir un gobierno, pero si no se logra vencer no habrá siquiera oportunidad. Y dos, que esta vez y vale para gobiernos autonómicos y municipales, el partido naranja no solo pretende llegar a acuerdos programáticos, sino también de gobierno donde no se descarta compartir sillón en la Junta o el ayuntamiento que sea. La partida está tan abierta que marea.