WEwl debate sobre la posibilidad de abrir un proceso de paz en Euskadi acaba de superar una crisis: la de los atentados etarras sin muertos en Madrid, Zarautz y Getxo y el breve paso por la cárcel de Arnaldo Otegi. Pero aunque el Gobierno se ha visto obligado a rebajar las expectativas de que ETA pueda anunciar en breve que deja las armas, tras esta tempestad la situación de fondo continúa siendo la misma que llevó a la mayoría del Congreso a avalar la propuesta de diálogo de Zapatero.

La madeja está embrollada. ETA atenta, pero no mata, y parece que de momento no quiere hacerlo. Los dirigentes de Batasuna buscan poder reintegrarse a la política, en cuanto recuperen el estatus de legalizados, pero están presionados por los procesos judiciales que tienen pendientes. Continúa su posibilismo: Arnaldo Otegi proclama que su detención no ha cerrado ninguna puerta. Por su parte, el Gobierno sigue estando decidido a conservar la iniciativa y a forzar las cosas hasta donde sea razonable para facilitar que ETA deje las armas, en vez de esperar a que se pudra lentamente. Ante todo eso, no debemos renunciar a la esperanza de que se pueda avanzar hacia la paz en Euskadi. Pero, con toda seguridad, el camino continuará siendo escarpado y difícil.