TLtos coches de la policía de Plasencia no pasan la ITV, por cochambrosos. No sé si el choteo lleva a la gente a parar a la policía y pedirle los papeles de esos viejos cacharros, o simplemente se apuesta en las calles para presenciar la carrera de los agentes municipales tras los cacos domésticos. Sea como fuere, estamos ante los más claros indicios de la desidia más visible, la chapuza carpetobetónica y el remiendo chambón municipal. Si los anteriores gobiernos alumbraron el esperpento de la censura al grupo Dover, ahora el adefesio de los agentes corriendo tras los cacos, porque los coches van más despacio, puede constituirse en materia surrealista de película almodovariana que ruborice, otra vez, al abuelo Mayorga. No se merecen los ciudadanos de la noble y leal ciudad de Plasencia esos estereotipos que lesionan el señorío que les caracteriza. Sus políticos han de saber que los señoríos, como los coches, se cuidan o se estropean, y que hay exigencias de mínimos, la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos, que no admiten excusas. En el concierto autonómico se espera un acelerón de los políticos placentinos para que la ciudad recobre la velocidad de crucero que perdió años atrás, pero son ellos, según se observa, los primeros que necesitan una puesta a punto.

*Licenciado en Filología