La tecnología se ha aliado contra la violencia machista. Ya es posible que la víctima de un maltratador con orden de alejamiento detecte que se acerca y ponga las medidas para detenerlo. Se trata de un dispositivo --una pulsera-- que ambos llevan y que por medio de un GPS permite conocer si el agresor está incumpliendo la orden judicial y se está aproximando a su víctima. Si está en un radio de 500 metros, una señal da aviso a un centro de vigilancia que le impedirá que siga acercándose.

Este sistema de detección, y que va a implantar la Comunidad de Madrid, supone una verdadera esperanza para miles de personas que viven atemorizadas ante la posibilidad --en demasiadas ocasiones, esa posibilidad termina en trágica certeza-- de que en cualquier momento, quien le agredió vuelva a hacerlo, con graves consecuencias.

Las estadísticas muestran que las órdenes de alejamiento dictadas por los juzgados no consiguen disuadir a los agresores. Estos nuevos aparatos --de los que, en principio, se van a distribuir 3.000 entre los casos más urgentes-- sí pueden ser una barrera efectiva. Ahora, lo que hace falta es que este avance se extienda a todas las mujeres que lo necesiten.