TEtn los anales del sindicalismo mundial no hay antecedentes de que el dirigente máximo de una central que ha convocado una huelga general la califique, tres semanas antes de que tenga lugar, de "gran putada". Ignacio Fernández Toxo no ha tenido reparo alguno en afirmarlo.

El líder de Comisiones Obreras seguramente quería enfatizar así que los sindicatos no eran partidarios de tal iniciativa, que el drástico cambio de política económica decidido en junio por el Gobierno les ha obligado a ello. Pero sus palabras son demasiado expresivas como para creer que se haya referido solo a eso.

Cabe suponer que Fernández Toxo ha dicho más de lo que habría querido decir porque teme --y él debe saber al respecto bastante más que los sondeos-- que si la huelga no es un éxito los sindicatos van a quedar en una situación de debilidad política extrema. Frente a este Gobierno y, sobre todo, frente al que viene. Esa es la putada de verdad.

Porque hay más reformas laborales en ciernes. La primera, la de la contratación colectiva. Es posible que la propicie Zapatero . Lo que es seguro es que la hará Mariano Rajoy si gana las elecciones. Esa reforma acabaría con los convenios territoriales o sectoriales y adaptaría los contratos colectivos a las condiciones de cada empresa, o a la fuerza negociadora de cada empresario individual. Son de imaginar las consecuencias que eso tendría para los trabajadores. Pero para los sindicatos tendría un efecto letal. Porque les haría perder la que en estos momentos es su función principal: la de gestionar los convenios de nivel superior. Miles de liberados se quedarían sin tarea.

Más adelante podría llegar también la reforma del seguro de desempleo. No parece que vaya a ir en ningún programa electoral --aunque, ¿quién sabe?--, pero está en las mentes de muchos.

En todo caso, no parece que los sindicatos pudieran impedirla si la huelga general no los muestra demasiado fuertes.

La pregunta que cabe hacerse a la luz de todo lo anterior es si no se podían haber ahorrado el 29 de septiembre, por muy traicionados que se sintieran.