TUtna, que es muy suya, sigue teniendo su corazoncito ligado a las clásicas, al latín y al griego, esas grandes asignaturas del futuro.

Por eso, cuando lee que la autovía de la Plata va a sufrir un nuevo retraso (otro más) no puede evitar alegrarse, al igual que todos los conductores sensibles que utilizamos diariamente esta carretera.

Gracias a quien corresponda, nos quedan aún un montón de meses viajando al ritmo de nuestros antepasados romanos, disfrutando de sorpresas que saltan en cualquier punto del camino, una cosechadora --impagable regalo que nos permite contemplar detenidamente los encinares y hasta bajar a echar un cigarro--, una caravana de camiones, un tractor, esas curvas del Tajo, tan conocidas, tan creadoras de conciencia ecológica al permitirnos observar lenta y concienzudamente cómo bajan nuestros embalses.

Y ese ritmo del tráfico, a tres por hora, detrás de un vehículo pesado, saludando a los miliarios, dando la mano a los peregrinos, ofreciéndoles vituallas como un coche escoba. Amigos, todo eso estamos a punto de perderlo. Mientras tanto, gracias a quien corresponda, nos han concedido una nueva prórroga. Disfrutad ahora que podéis. Os queda poco para cambiar de marcha constantemente, para entablar relaciones casi familiares con el coche de delante (son tantos kilómetros juntos...) para vivir la conducción de un modo diferente. Luego, vendrá la dichosa autovía. Hacen mucho hincapié en que será más segura, como si no nos gustara el riesgo. Dicen también que ganaremos en velocidad y que ahorraremos tiempo.

Y a quién le interesa eso si llevamos siglos viajando al mismo ritmo. Van a saber ellos más que los romanos.

*Profesora