La auténtica cara de los políticos no hay que buscarla en los grandes discursos pronunciados en los parlamentos o lugares parecidos. Ni tampoco, habida cuenta de lo que los publicistas logran hoy en día, en lo que digan en televisión o en los mítines. Si tanto Rajoy como Zapatero , por ejemplo, en sus recientes vídeos, se han limitado a llevar hasta la caricatura lo que sus respectivos partidarios esperaban ver en ellos (gesto triste y aburrido, en el caso del gallego; jovialidad y modernidad en el caso del leonés), en realidad han sido meros intérpretes de guiones ajenos. Aunque no todos los guionistas merezcan el Oscar .

Pienso que la verdadera faz, el auténtico carácter de los políticos, cualquiera que sea su importancia, se descubre cuando opinan a bote pronto; cuando se expresan espontáneamente, sin guión al que echar mano. Ejemplos de lo que digo los hay a montones en la actualidad, y, así, algún partidario del PP podría traer a colación la reciente declaración --acertada, a mi juicio-- del Ministro de Justicia sobre el fin más o menos próximo de la violencia en el País Vasco. La muestra que pondré yo, más de andar por casa, la proporcionó hace unos días el alcalde de Navalmoral de la Mata al manifestar, a propósito de la Cruz de los Caídos existente en esa ciudad, que ese monumento erigido por la dictadura no debe tocarse pues está dedicado a "los caídos en todas las guerras"; como si el cambio de lápidas referentes a las hordas marxistas o parecidas que, supongo, también se haría allí años atrás, hubiera eliminado el carácter sectario de semejante vestigio de la guerra civil. Pero eso no fue lo peor, sino que luego remató su faena afirmando que "todos los objetivos de este presidente por accidente sólo conducen a dividir a la nación". Ya ven ustedes: Los más de once millones de votos obtenidos por el PSOE en marzo de 2004, sin contar el millón largo logrado por Izquierda Unida, fueron un accidente. Ni Goya hubiera retratado al alcalde mejor que sus propias palabras.

*Profesor