Explicaba el otro día Javier Marías que los académicos en el diccionario definen un término o mejoran y matizan una definición y se divierten mucho con ello. Y que le sorprende la cantidad de cartas que reciben quejándose del significado de algunos vocablos o pidiendo que se supriman determinadas acepciones porque no molan. Como si la función de la RAE pudiera ser cambiar la realidad. Concluía que el DEL, que ya no se llama DRAE, es un mero registro neutral de lo que los hablantes dicen o escriben. Viene esto a cuento en relación con la petición formal de más de 300.000 personas para encontrar un nuevo significado de la palabra madre. Esta viene firmada por la escritora Espido Freire, un ingente número de anónimos y otros famosos o similar como Sara Carbonero, Vicky Martín Berrocal, Jesús Calleja, Christian Gálvez o Patricia Montero. Todos muestran su desacuerdo con la entrada según la cual madre es «mujer o animal hembra que ha parido a otro de su misma especie». Y solicitan que el diccionario recoja «la sensibilidad hacia los vínculos emocionales propios de la maternidad».

¿No sería maravilloso un diccionario en que apareciera, por ejemplo que madre es «la bondad vestida de pobre trapo oscuro» de Neruda, la «columna de ceniza (yo te quemé)» de Cortázar «el mar» de Juan Ramón, «el milagro de Dios» de Gabriel y Galán, «los jueces de la guerra» en que Brecht convirtió a «las madres de los soldados», «la toalla en la percha para las manos que pasan y se frotan» otra vez de Cortázar o por qué no «La palabra más bella pronunciada por el ser humano» de K. Gibran?

En efecto, desde que Virgilio estableció que «el niño la reconoce por su sonrisa» hasta el oscuro «la mano que mece la cuna» de Peter de Vries, incluidas «las personas más locas y extrañas que jamás hemos conocido», de Marguerite Duras, los vínculos emocionales de esta hermosa palabra son infinitos. También los de las más horrendas. ¡Qué enorme corpus poético saldría de ello! No sería un diccionario, claro, pero sí una nueva prueba empírica de que en el principio fue el verbo.