El 29 de octubre la profesora de Secundaria Milagrosa Carrero afirmaba, en El artículo del día : "Estoy harta de oír hablar del fracaso escolar cuando hace poco en España la enseñanza obligatoria abarcaba sólo hasta los catorce años de edad". Coincido con ella en algunos aspectos de su artículo: Que sólo puede hablarse de fracaso cuando no alcanzamos una determinada medida; que se está haciendo un esfuerzo notable para mejorar el nivel educativo en este país; que a los centros concertados se les exija los mismos requisitos que a los públicos con vistas a la integración; que se disminuya la ratio, que se aumente los sueldos a los profesores... Sin embargo tengo que discrepar en los aspectos que se refiere a los resultados obtenidos por los escolares. Cuando se habla de fracaso escolar nos estamos refiriendo a que hay un porcentaje, mayor del previsto, de alumnos que no superan los objetivos marcados como mínimos en la ESO. Si a esto añadimos que nuestros escolares de hoy tienen, como bien cita en su artículo, unos medios materiales, profesionales y condiciones ambientales mejores que hace una década y, si además, haciendo una comparativa constatamos que los objetivos exigidos son inferiores --vea cualquier texto de matemáticas de 8.º EGB y compare con cualquier texto de matemáticas de 2.º de ESO-- convendremos que, efectivamente, el fracaso escolar existe y que no son tres palabras sacadas de contexto.

Si queremos eliminar el fracaso escolar habría que analizarlo en profundidad pero nunca ignorar que existe. Recuerdo cuando en nuestro país desapareció el analfabetismo por el mero hecho de decir que no existía. No caigamos de nuevo en el mismo error. El fracaso escolar existe: Luchemos para erradicarle pero, por favor, no le ignoremos. JUAN JOSE BARJOLA. Badajoz