La fecha del 11 de marzo marcará una huella inolvidable en la memoria de todos los españoles. El día que el terrorismo fundamentalista golpeó con la saña de la irracionalidad desbordando todos los límites y la capacidad de sufrimiento. Pero ante la barbarie y la tragedia, el pueblo ha respondido con los medios que le otorga la democracia: acudiendo a la llamada de las concentraciones masivas de movilización ciudadana para condenar el terror y pedir la paz, dando ejemplo de madurez al mundo que observaba atónito las imágenes y las crónicas que los más importantes medios de difusión difundían; participando de la liturgia de la democracia depositando su voto con una lección de civismo, de sensatez, de firmeza, sobreponiéndose a la intensidad del sufrimiento. Un país que sabe conjurar el terror con la participación; que es capaz de organizar los servicios de emergencia, de protección, de sanidad, de seguridad, de colaboración anónima ante la respuesta rápida que necesitaba la gravedad del momento, ha vuelto a dar otro testimonio de su categoría. España ha vuelto a responder cuando se le ha pedido colaboración. ANTONIO MEDINA DIAZ. Badajoz