Ante la perspectiva de continuar a pie la Vía de la Plata en el verano de 2008 --en esta ocasión desde Mérida, punto donde finalicé en 2007-- y escarmentada por la mala experiencia sufrida en 2007 --inolvidable llevar mochila a las espaldas, con las temperaturas propias de la estación y hallar los albergues cerrados, sin previo aviso-- me he dirigido a la Junta de Extremadura a través de varios de sus buzones electrónicos para que me informaran de si los albergues ubicados a partir de Mérida están abiertos. Sólo he obtenido respuesta del correo específico de la Presidencia de dicha Junta, comunicándome que se daría orden de que se me contestara. De esto hace ya algunas semanas, sin haber recibido más noticias. Este silencio, me permite suponer que la cuestión de los albergues de la Vía de la Plata es algo que deja indiferente a la Junta de Extremadura. Temo encontrar los mismos problemas que el año pasado. Me voy aprovisionando de valor... y de dinero para alojarme en hostales a mi paso por Extremadura. Y, por favor, que nadie me diga que el peregrino no puede exigir sino agradecer: cuando el peregrino paga, es un cliente con mochila en vez de maleta. El peregrino agradece lo que se le regala, no el servicio anunciado a bombo y platillo en páginas web que luego, en la realidad de las etapas, se le niega. Quiero hacer constar que la misma pregunta planteada por idéntico medio a la comunidad de Castilla-León en relación a los albergues de ese territorio, me fue contestada el mismo día facilitándome una detallada lista con ubicaciones y teléfonos. Desde Aragón, una peregrina tenaz.

Victoria Trigo **

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