Pintor

Pero aún nos queda la calle. La calle hoy ya no es la de aquél que decía que era suya; ahora la calle es el foro de una opinión pública más informada y concienciada que nunca. La historia de este pueblo es la de aguantar hasta que un sobresalto lo sacude y de pronto se reinstaura la conciencia crítica de una ciudadanía que no se siente escuchada ni representada.

La calle estos días es una bella metáfora poética y plástica de la antigua sabiduría popular: personas de toda condición expresando a su manera su pasión, escritos, eslóganes, canciones; con imaginación y sentimiento; algo muy parecido al arte. Y todos en contra de la absoluta indecencia de una guerra indecente. Por lo visto algo nos queda. Aunque sólo sea la calle.